martes, 11 de octubre de 2011

Sujeto sin objeto




Muchas veces cuando salimos de nuestro entorno y nos confrontamos a situaciones adversas podemos definir mejor nuestra presencia en el espacio. Cuando viajamos a una ciudad extranjera o más bien cuando nos volvemos extranjeros, nunca conocemos la nueva ciudad de verdad, conoceremos los sitios que nos indican que debemos ver, caminaremos por las calles que debemos disfrutar, disfrutaremos monumentos emblemáticos, sin embargo, nunca conoceremos de forma exacta el espacio, tardamos días en darnos cuenta de las distancias reales que existen, por ejemplo: del hostal a la plaza central, nos damos cuenta de que la distancia real es tan corta y nos parece absurdo recordar cuan lejos se nos hacía en un principio.

El espacio transitado ayuda a comprender mejor la dimensión de nuestro entorno.

Muchas veces tenemos barreras de lenguaje que implican tener un des conocimiento total de lo que se intenta hablar. Esto a su vez no genera un impedimento para lograr comunicarnos o externar nuestras ideas, sin embargo algo que es muy cierto y a la vez conocido por todos es el hecho de que las traducciones nunca pueden expresar al 100% los conceptos estipulados, por ello no es de extrañarse tener que aprender otros idiomas para poder realizar investigaciones más profundas.

El no poder hablar el idioma de un sitio no nos impide comunicarnos con los habitantes y  sí a su vez las traducciones tampoco nos transmiten íntegramente el mensaje original. ¿Dónde queda esta información perdida? Podemos ver como se crean fronteras de comunicación que distan mucho de las fronteras territoriales. Debemos ser concientes del lenguaje como metáfora del espacio. Del cómo se crean barreras invisibles que dependiendo de nuestra forma de concebir nuestra realidad nos pueden servir de vínculo integrador del espacio con nuestra realidad.

Esta incertidumbre es la que nos indica como debemos vivir el espacio. Todo ello genera fronteras y no me refiero a las fronteras de territorios o del lenguaje, puesto que aunque estemos en un sitio donde no hablemos el idioma, eso no genera un problema para poder desenvolvernos en el espacio, si bien es posible lograr cierto grado de comunicación que nos ayudará a habitar el terreno extraño en el que estamos.

La habilidad de habitar el espacio, de poder desplazarse con total normalidad es un ejercicio que nos ayuda a entender el espacio.